¡Feliz 2024, queridos amigos de La Unión! Con el nuevo año recién comenzado, me gustaría repasar una historia que siempre se me viene a la memoria para estas fechas: la del desfile de los Reyes Magos en Lomas de Zamora. Es una celebración de las más tradicionales del partido que, como quedó demostrado este último viernes a la noche, año a año sigue convocando a miles de personas en la Plaza Grigera para recibir a Melchor, Gaspar y Baltasar en una verdadera fiesta popular. ¿Me acompañan?
Mucho tiene que ver con el desfile una institución en particular: el Círculo Católico de Obreros, que está ubicado en la avenida Hipólito Yrigoyen al 8400. Fueron las autoridades del Círculo quienes en diciembre de 1928 organizaron la entrega de juguetes para chicos carenciados en el día de Reyes. La iniciativa se concretó el 6 de enero de 1929, y así se dio el primer paso para confirmar un proyecto que con el paso de los años fue creciendo cada vez más y se terminó convirtiendo en acaso la celebración más popular de Lomas.
Un año después, el Círculo resolvió organizar el reparto de juguetes y un gran desfile con actores en la noche del 5 de enero. Varias empresas cedieron sus carrozas para el paseo por las calles Laprida y Rodríguez. En tanto, camiones trasladaron los juguetes y los distribuyeron entre los chicos. El éxito de aquella fiesta superó todas las previsiones de los organizadores y por eso se decidió repetir el festejo en los años subsiguientes.
El viernes, la caravana salió a las 20.45 desde Meeks y Laprida para recorrer las calles principales del centro hasta llegar a la Plaza Grigera, donde estuvo el pesebre viviente. El cierre fue con un espectáculo de luces de bajo impacto sonoro, una necesidad acorde a los tiempos. El recorrido terminó, como siempre, cerca de la medianoche, en la sede del Círculo Católico.
Pero no sólo esta institución trabajó para que la fiesta fuera perfecta y los chicos puedan disfrutar de ver a los Reyes cerca de su casa. Autoridades municipales, la Cámara de Comercio, Bomberos, Defensa Civil, el Rotary Club, la Policía y la Iglesia también colaboran cada enero para que todo salga perfecto.
En lo personal, siempre recuerdo con mucha nostalgia y cariño cuando mis padres me llevaban de pibe a ver a Melchor, Gaspar y Baltasar en la plaza de Lomas, antes de volver a casa y dejarles el agua y el pasto a los camellos. Cada inolvidable noche de Reyes sentía una mezcla de emoción, ansiedad, asombro y alegría. Tan lindos recuerdos me trae la celebración, que con el tiempo decidí repetir el ritual con mis hijos Micaela y Elvis, disfrutando también el rol de padre. Ningún lomense de ley se lo puede perder. ¡Hasta la semana que viene!
