Las relaciones “casi algo” son esas historias en las que una parte quiere tener una relación seria y la otra prefiere continuar sin definir nada.
Las justificaciones más comunes suelen ser: “No estoy preparado/a para una relación seria”, “estamos bien así”, “no hace falta poner etiquetas”, “que fluya”, entre otras.
En un principio de la relación se pueden contemplar muchas de estas cuestiones, pero pasado un tiempo, esto puede empezar a generar incomodidad y ansiedad.
Por lo general, afrontar el tema da miedo porque no sabemos cómo puede reaccionar el otro, y sabemos que una de las posibilidades es que esa relación se termine.
Ahora bien, callarse y seguir igual, solo dañará cada vez más tu autoestima, y será más difícil poder salir de esa situación. Así que lo mejor que podes hacer es comunicarlo de la manera más asertiva posible.
Una vez abordada esa conversación, si todo sigue igual, es momento de ponerse un límite de tiempo para tomar una decisión.
Muchas personas en estos casos, se quedan en ese vínculo con la esperanza de que el otro en algún momento cambie. Y suelen buscar justificaciones del tipo: “está en un momento muy difícil de su vida”, “todavía no superó su última relación y tiene miedo de volver a fallar”, etc.
Es ahí, cuando te comenzas a reprimir lo que sentís con respecto a formalizar y con todo lo que tiene que ver con proyectos a futuro para no generarle agobio o por miedo a romper.
De vez en cuando te recuerda que no quiere nada serio, especialmente si pasaron más tiempo de lo “normal” o se dio alguna escena que considere “romántica”. Marca su distancia y ahí seguís consumiéndote por dentro.
Toca ponerte nuevamente en primer lugar y tomar la decisión de darle un fin a ese vínculo que tanto daño te hace. Te aseguro que ahí fuera hay alguien que si va a querer lo mismo que vos.
Y eso es lo que te mereces, un amor sano, recíproco, y estable.