Delia es una de las enfermeras que arriesgó su vida para salvar la mía y la de muchos durante la pandemia. Fue la que me alentaba cuando no podía respirar por el Covid. La que me daba la mano cuando nadie se me acercaba. Con Delia lloraba en medio de la soledad. Ella era la que me decía: “Vos podés. Tu familia te espera. No aflojes”. La que cada día hablaba con Bochi para darle ánimo.
A Delia nunca le vi la cara. Todos los que entraban a la sala de terapia intensiva del sanatorio Juncal de Temperley estaban vestidos igual. Completamente tapados con barbijos y anteojos, por precaución. Eran como los personajes de una historia que jamás olvidaremos.
Hace unos días, Delia cumplió 60 años y sus hijas le hicieron una fiesta sorpresa. Cuando llamaron a Bochi para invitarnos, ni lo dudamos: debíamos devolverle un poquito de lo que hizo por nosotros. El video del momento lo compartí en Instagram, para poder mostrarles mi alegría.
D️elia es todo lo que está bien. Vino a Buenos Aires del Impenetrable y se recibió de enfermera a los 18 años. Es sencilla, humilde, trabajadora, empática, responsable, familiar… Nos reconforta que haya pasado unos días tan felices como se merece.
Extiendo el saludo a todas las enfermeras del país, que hacen tanto por nosotros. Gracias de corazón por entregar sus almas para salvar vidas.
Te lo dice un amigo.
