viernes, abril 26, 2024
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El bullying en la escuela: claves para identificarlo

El bullying en los establecimientos educativos es un problema grave. 

Afecta negativamente la salud y bienestar de los estudiantes, convirtiendo el entorno educativo en un espacio inseguro.  El bullying o acoso escolar es un problema muy serio. Puede pasar en cualquier lugar, en persona, por mensajes de texto, o en las páginas sociales en internet.

Es un problema afrontado por todas las edades y niveles de educación.

No es una broma ni una etapa. Puede ser perjudicial para la vida de una persona ya que atenta directamente contra la dignidad de esa persona.

Hay diferentes tipos de acosos: 

  • Verbal- molestar, poner sobrenombres o apodos, etc
  • Social- circular chismes, terminar amistades, invitar a personas a una fiesta y dejar a una persona afuera a propósito, etc
  • Físico– golpear, empujar, maltratar, etc
  • Psicológico- amenazas, persecuciones,  chantajes, etc
  • Sexual- con connotación sexual
  • Acoso Cyber (Cyberbullying)- usar Internet, celulares, redes, etc, para hacerle daño a otros.

Sin embargo, no todas las acciones que pueden lastimar a un niño son casos de bullying. Para que sea acoso escolar debe cumplir con las siguientes características:

  • Debe tratarse de una acción agresiva e intencionalmente dañina.
  • Debe producirse de manera repetida
  • Debe darse en una relación en la que haya un desequilibrio de poder
  • Debe darse sin provocación a la víctima
  • Debe producir daño emocional

Algunas señales del acoso escolar…

que pueden ver los padres cuando su hijo es la víctima:

  • Llegan a casa con su ropa/útiles escolares dañados
  • Dice que sus útiles escolares se le han perdido
  • Tiene heridas que no explica
  • Se queja mucho de malestares físicos
  • No duerme bien
  • Sus hábitos alimenticios cambian
  • Se hace daño a sí mismo/a
  • Se mantiene alejado/a de sus compañeros de escuela
  • Baja sus calificaciones
  • Se ve triste o deprimido
  • Se culpa a sí mismo por sus problemas
  • Su comportamiento cambia

que pueden ver los padres cuando su hijo es el/la acosador/a:

  • Es violento con otros
  • Se pelea verbal y físicamente con otros
  • Lo mandan a la oficina del director muy a menudo o lo mantienen en detención por mal comportamiento
  • Tiene dinero extra o aparece con objetos personales/escolares sin ninguna explicación
  • No reconoce su responsabilidad en sus acciones
  • Tiene amigos/as que acosan a otros
  • Demuestra una necesidad por ganar en todo.

Existen tres roles diferenciados entre los participantes de la conducta bullying: el “bully” o agresor, la “víctima” que sufre la agresión, y “los que observan”, es decir, los espectadores o testigos, que con cierta frecuencia apoyan al agresor ya sea activamente, o quienes por medio a convertirse en víctimas, apoyan con su silencio.

Es muy importante trabajar con el testigo, ya que el acosador necesita de su público para sentirse más popular y para generar mayor humillación en la víctima.

Los roles pueden ser dinámicos. De hecho, un chico que es acosado, puede convertirse en acosador. Esto se ve mucho en Estados Unidos, en donde chicos que entraban a un colegio y disparaban a sus compañeros, habían sido acosados con anterioridad. 

Pensemos en qué podemos hacer, desde la escuela, para promover una cultura anti-bullying:

  1. Consejo Escolar: todos los colegios deberían tener un Consejo Escolar o Comité de Convivencia formado por expertos en temas como el acoso escolar, la inteligencia emocional, etc, que puedan prevenir y resolver temas de violencia  dentro de la institución antes de que se conviertan en acoso escolar.
  2. Carta compromiso anti bullying: todos los directivos, así como los padres, alumnos y docentes podrían firmar una carta de compromiso anti-bullying como un  compromiso voluntario que permita crear una comunidad escolar en la cual este flagelo no exista ni sea tolerado.
  3. Protocolo de actuación para docentes y directivos: increíblemente, todavía hay colegios en donde no se habla abiertamente del tema y en donde docentes o directivos no saben cómo responder frente  a la violencia en la escuela.  Un protocolo de actuación prevé acciones específicas acerca de qué hacer en cada situación.
  4. Capacitación contínua para alumnos, docentes, directivos y padres: este flagelo se puede erradicar si cada uno, desde su rol, trabaja activamente para que el bullying no sea tolerado. 

La capacitación provee una serie de recursos y herramientas para que cada uno se sienta más cómodo en su rol.

  1. Profundizar mecanismos de alerta temprana: contar con docentes comprometidos que puedan estar “presentes” (no sólo físicamente, sino realmente comprometidos) en el recreo, conversar con los alumnos, estar en la entrada y salida de la escuela, mayor presencia en áreas de baños y cafetería, etc.
  2. Mejora de los programas académicos: las escuelas siguen enfatizando las habilidades cognitivas y poco se está haciendo para el desarrollo de las habilidades sociales. Los programas académicos deben incluir materias tales como resolución de conflictos, negociación efectiva, habilidades de comunicación, etc.
  3. Un link para denuncias en la página web del colegio: aquellos alumnos que no se animen a hablar abiertamente, podrán dejar su denuncia, anónima o no, entrando a la página web del colegio.
  4. Foro de consultas: de la misma manera, la página web puede tener un foro de consultas anónimas para que los alumnos puedan manifestar sus inquietudes.
  5. Herramientas jurídicas: el sistema legal debe estar del lado del acosado, ofreciéndole soporte legal en caso de necesidad. 
  6. Semana del bullying: contar con celebridades que hablen sobre la violencia escolar en una semana en particular, logrará poner al tanto a todos del tema y de esta forma generar conciencia.
  7. Escuela para padres: no siempre los padres saben qué hacer en estos casos. Sería bueno que el colegio pudiera ofrecerles una serie de charlas de modo de brindarles herramientas de acción y prevención, y evacuar dudas.
  8. Talleres de  Mindfulness o Atención Plena. Esto  es una práctica estudiada científicamente, reconocida como una manera efectiva de reducir el estrés y aumentar la autoconciencia. Significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Practicando la atención plena o mindfulness desarrollamos una mayor capacidad de discernimiento y de compasión. 

Se ha demostrado que existe una relación entre el desarrollo de las funciones ejecutivas y el proceso de maduración de la corteza prefrontal. Por lo tanto, trabajar en el aula  la inteligencia emocional, la empatía, la resiliencia, y la reflexión ayudan a desarrollar la corteza frontal. Cuando esto ocurre, baja la ansiedad, los trastornos de ansiedad, las trastornos de atención y adivinen qué más… el  bullying.

Por Laura Lewin, autora y capacitadora docente
@lauralewinlonline

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