La exposición continua a la luz azul de pantallas, lámparas LED y dispositivos electrónicos está afectando nuestra salud más de lo que imaginamos. Estudios internacionales muestran que interfiere en la producción de melatonina, altera los ritmos circadianos y puede impactar en la calidad del sueño, el sistema inmune y el envejecimiento celular.
Para contrarrestar estos efectos, especialistas recomiendan:
- Anteojos blueblockers, que bloquean la luz azul en horarios nocturnos.
- Exposición controlada a luz roja e infrarroja, que promueve la regeneración celular y el descanso.
- Ajustar rutinas de exposición solar, sobre todo a primera hora del día, para sincronizar el reloj biológico.
“No se trata de demonizar la tecnología, sino de aprender a usarla a favor de nuestra biología. Pequeños cambios de hábito generan un gran impacto en nuestra calidad de vida”, explicó el Dr. Marcos Apud, Psicólogo, biohacker y wellness coach argentino.
Más epigenética que genética
La ciencia hoy sabe que la genética apenas explica una parte de nuestra salud. “Más del 90% de nuestro bienestar está influenciado por factores epigenéticos: alimentación, ejercicio, manejo del estrés, pensamientos, vínculos y ambiente. Es decir, está en nuestras manos mejorar nuestra salud metabólica y prevenir enfermedades crónicas”, explicó el Dr. Fernando Santana, médico cirujano y referente en medicina antienvejecimiento y longevidad saludable.
El futuro ya está en debate
Estas tendencias son parte del debate global sobre longevidad. En la Argentina, tuvieron un lugar central en el Forever Young Longevity Summit, que reunió en Junín – provincia de Buenos Aires- a referentes internacionales en medicina preventiva, neurociencia y nutrición que compartieron durante 3 días avances científicos y prácticas en prevención y longevidad.
“Nuestro objetivo es acercar la ciencia al día a día de las personas, con herramientas prácticas y accesibles para vivir mejor”, señaló Eduardo Dimarco, fundador del encuentro Forever Young.
