Toda la vida me quejé de la falta de tiempo. Ya se los conté. A lo largo de mi carrera, las obligaciones laborales, las responsabilidades y el deseo de crecer me convirtieron en una verdadera máquina de trabajar. Es cierto que disfruto del periodismo y lo volvería a elegir mil veces, pero eso no significa que a veces no me sienta cansado. El cuerpo, inevitablemente, pasa factura. Lo sentí en pandemia. Y por eso escribí Parar…
La realidad es que me hubiera resultado imposible mantener el ritmo si no fuera por mis cables a tierra. ¿Qué es un cable a tierra? Es conectarte con lo que te gusta, con lo que te da felicidad, con lo que te da placer, con lo que se puede disfrutar.
Saben ustedes que lo que más me apasiona es la música. Por eso me da tanta felicidad contarles que este sábado, después de un tiempo, volvemos a tocar en vivo con Lapeband. Y nada más ni nada menos que en casa, otra vez: el teatro Municipal de Lomas de Zamora. Las entradas son gratis, solo hay que anotarse.
Es un verdadero lujazo poder disfrutar con mis amigos de la vida y seguir cumpliendo nuestro sueño de pibes. Por más que esté cansado, siempre me nace una sonrisa del corazón al juntarme a ensayar. Y, al subirme al escenario, me acuerdo que todo vale la pena. Ahí el tiempo se detiene. Hacemos lo que nos gusta, lo disfrutamos. Y eso, como siempre, se transmite. Ojalá que mi cable a tierra sea tu inspiración para que empieces a hacer lo que te gusta de verdad, a abrir las alas a lo desconocido, a buscar tu sueño. No importa lo grande que sea o lo imposible que parezca: volá, soltá. Vale la pena intentarlo.
Te lo dice un amigo.
