Feliz cumpleaños a la todopoderosa Bochi.
Por más caminos recorridos juntos, por más risas compartidas, por más abrazos interminables, por más momentos que nos llenen el alma. Por más vida vivida de a dos. Porque desde el día que decidimos unir nuestros caminos, supe que no había nadie que me complemente como ella. Bochi, Silvita, es mi compañera, mi equilibrio, mi motor y la piedra fundamental de nuestra familia.
Hemos pasado tantas cosas, buenas y malas, como todas las parejas, pero siempre con la misma premisa: elegirnos, apoyarnos y enfrentarlo todo juntos. Son más de tres décadas de compartir sueños, superar obstáculos, reírnos hasta que nos duela el estómago y llorar abrazados cuando la vida nos lo exige.
Cada día aprendo de ella. Bochi nos enseña con su ejemplo: a ser valientes, a no rendirnos, a disfrutar lo que tenemos y a cuidar lo que amamos. Es la mamá que protege y suelta cuando hace falta, que acompaña, reta, abraza y perdona; la que banca mis locuras y se hace cargo cuando yo no puedo. Siempre la encuentro con una sonrisa, incluso en medio de cualquier tormenta.
No hay éxito, ni viaje, ni desafío que haga que cambie nuestra forma de ver la vida. Porque lo importante no es lo que conseguimos, sino que seguimos eligiéndonos, día tras día, en cada momento y en cada decisión.
Bochi es mi compañera incondicional, mi fuerza y mi alegría. Y la amo por todo lo que somos y por todo lo que nos queda por vivir.
Te lo quería contar.






