miércoles, noviembre 5, 2025
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La envidia, el impuesto del éxito

Hace unos días pensaba en algo que vengo charlando mucho con mi hijo cuando vamos al gimnasio: la envidia es, en definitiva, el impuesto que se paga por el éxito. Sí, así como lo escuchás. Ese comentario mala onda en redes, ese palo gratuito, esa crítica que no pediste… todo eso suele venir de gente que no tiene nada mejor que hacer. 

Y llegamos a una conclusión medio filosófica, si querés, pero que explica bastante bien el asunto. Fijate esto: La gente linda te elogia la facha. La gente que hizo guita te da consejos para ahorrar o invertir. Los que entrenan te corrigen la técnica: “Che, ojo con la postura en la banca”, “Probá agarrar la mancuerna así”. Los que comen bien, te recomiendan recetas o te comparten tips para mejorar la alimentación. 

En otras palabras, la gente que está bien con lo suyo comparte. Aporta. Te suma. Ahora, los que no tienen nada valioso para dar… critican. Juzgan. Te tiran abajo. 

Y esto es clave: nadie te critica desde arriba. Nunca. Las críticas destructivas casi siempre vienen desde la carencia, desde la frustración, desde la falta. La gente que está en paz, que crece, que construye, no pierde el tiempo tirando la mala. 

Así que ya sabés: cuando sientas incomodidad por algún comentario malicioso, no te enojes. Es señal de que estás creciendo. De que vas bien. 

Ponete el “modo avión” mental, dejá en visto a los mediocres y seguí haciendo lo tuyo. Vas a llegar muy lejos.  

Te lo dice un amigo.

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