lunes, abril 28, 2025
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Elegir prioridades: la lección de las “cinco pelotas”

Hoy quiero contarles parte de la historia de un ciudadano de nuestro país, que triunfó en el mundo empresarial y que, en un momento de su vida, como yo, comprendió que debía bajar un cambio, frenar un poco la marcha loca y dedicarles más tiempo a sus seres queridos. Un argentino nacido el 7 de septiembre de 1935 en San Eduardo, una localidad donde viven en la actualidad 1000 habitantes, al sur de la provincia de Santa Fe, a 17 kilómetros de Venado Tuerto.  

Brian Dyson fue la máxima autoridad de la compañía de gaseosas más grande del mundo. Se puede decir que llegó a la cima, a la cima más alta, como decían los Beatles. Vivió en su juventud en San Eduardo, estudió en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y luego asistió a la Escuela de Negocios de Harvard. Está casado y tiene dos hijos. Se unió a Coca-Cola en Venezuela, en 1959. Trabajó durante varios años en América del Sur, el Caribe y México, y fue nombrado presidente de la empresa en los Estados Unidos.  

Este hombre, que se convirtió en uno de los más poderosos del planeta, en el mejor momento de su carrera, a los 55 años, tomó una determinación que se convirtió en un ejemplo para muchos. Decidió renunciar cuando había llegado al punto más alto, después de estar en la cima durante cinco años como el mandamás de una de las empresas más importantes del mundo. ¿Por qué lo hizo? Para dedicarse a lo más importante para él, su familia. 

Te pido que leas detenidamente el discurso de despedida. Es un ejemplo para todos: 

Imagina la vida como un juego en el que estás malabareando cinco pelotas en el aire. Estas son tu trabajo, tu familia, tu salud, tus amigos y tu vida espiritual. Y tú las mantienes todas en el aire. 

Pronto te darás cuenta de que el trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: familia, salud, amigos y espíritu son frágiles, como de cristal, si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser la misma.  

Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo… crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno. 

Shakespeare decía: 

Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie. Esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte. 

La vida es corta. Por eso, ámala. Vive intensamente y recuerda: 

Antes de hablar… ¡escucha! 

Antes de escribir… ¡piensa! 

Antes de criticar… ¡examínate! 

Antes de herir… ¡siente! 

Antes de orar… ¡perdona! 

Antes de gastar… ¡gana! 

Antes de rendirte… ¡intenta! 

Antes de morir… ¡vive! 

Con estas palabras, conocidas como “el discurso de las cinco pelotas”, Brian dejó el puesto más deseado por los empresarios poderosos. Más poder tuvieron para él su familia y sus amigos.  

Te lo quería contar. 

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