“Tanos”, “gallegos”, polacos, rusos, ingleses, franceses, alemanes… todos forman parte de nuestra historia y herencia europea. A principios del siglo pasado, especialmente después de las grandes guerras en el Viejo Continente, grandes flujos de hombres y mujeres empobrecidos y castigados por el rigor del conflicto bélico decidieron buscar nuevos horizontes y oportunidades en América.
Buena parte de ellos llegaron a una Argentina joven y con puertas abiertas para recibirlos. Nuestra ciudad, como tantas otras del país, fue la elegida para intentar comenzar una nueva vida. La colectividad más numerosa fue la italiana, dejando su huella en muchos barrios de Lomas de Zamora.
Estos entrañables vecinos no tuvieron mejor idea que fundar la Sociedad Italiana Unione e Stella di Lomas de Zamora, el 9 de julio de 1882. La fecha tenía un doble significado: festejaban sus aniversarios el mismo día que el país conmemoraba su independencia. Así, sin proponérselo expresamente, demostraban su adhesión a la nueva patria.
Los tanos de Lomas mostraron su inquieto espíritu social y fundaron sus instituciones en la ciudad. La colectividad banfileña crea la sociedad Stella del Sud, con sede en la calle Maipú y los de Temperley tuvieron su Nuova Roma, bajo la conducción de Vicente Ciodaro, la que a su vez se dividió formando la Societá Italiana de Mútuo Soccorso, integrada por paisanos de la alta Italia, la del Norte.
Desde luego que esas diferencias quedaron en el olvido con el correr de los años, principalmente a partir del entendimiento entre la Santa Sede y la República Italiana, pero aquella simpática fiesta del Venti di Settembre despertaba a los vecinos con el estruendo de bombas.
En la calle Gorriti 333 funcionó la primera sede de la entidad y al mudarse a su nuevo edificio de la calle Italia, la ocupó la Sociedad Hebraica. Pero los italianos de Lomas no se achicaron y la obra se construyó en el terreno donado por un vecino. Una placa de recuerdo pone en relieve ese gesto que en un lejano 1882, el primer presidente Giuseppe Pedotti, hiciera lo mismo en relación a un terreno que tenía en la calle Gorriti 333.
La fiesta de despedida de la vieja sede se hizo el 25 de setiembre de 1933 y fue con una cena que reunió a más de 60 personas. Por otra parte, con una función de gala se inauguró el cine teatro Coliseo de la calle España el 9 de julio de 1933, conmemorándose el 51° aniversario de la fundación de la Sociedad.
La historia de la construcción del edificio de la Sociedad, dirigida por el arquitecto Pio Ricagno, está matizada por episodios que demuestran la tenacidad de los asociados en ofrecerle a Lomas una obra que la enorgullece por su estilo y calidad para la época de su realización. El Coliseo de Lomas está considerado entre los diez mejores teatros líricos de la Argentina.