En la vida hay que saber elegir. No es fácil, claro. Pero estoy convencido de que saber elegir es una de las claves para tener una buena vida.
Es cierto que todos arrancamos de distintos puntos de partida: algunos la tienen más fácil y otros mucho más difícil pero todos, desde nuestro lugar, tenemos ese inmenso poder de elección y el destino al que terminemos llegando depende de las elecciones que tomemos o dejemos de tomar.
Cuando elegimos optamos por un camino y eso significa que dejamos de lado otros senderos que nos hubieran llevado a otros lugares. No tiene sentido hacerse la cabeza con eso: lo que importa es el presente y todas las decisiones pasadas nos suman experiencia y, en el peor de los casos, nos ayudan a tomar mejores decisiones en el futuro.
Lo que no podemos permitirnos es la indecisión. El indeciso elige no decidir y luego termina sufriendo las consecuencias de esa incertidumbre. Las consecuencias de su miedo, o su temor, que no le dejan avanzar.
Por eso te digo: animate y visualizá tu camino con metas cortas, alcanzables. Decidí y elegí, por más de que tengas que dejar cosas de lado. Como decía Mark Twain: dentro de 20 años te vas a arrepentir más de las cosas que no hiciste de las que hiciste.
Te lo dice un amigo.