Empezó generando sorpresa. Luego, curiosidad. Ahora ya es costumbre. Ver a familias rusas caminando por Buenos Aires -en especial, en Palermo- es una escena más que habitual desde el año pasado, cuando explotó la guerra en Ucrania. Se trata de una nueva ola inmigratoria, de esas que tantas tuvo (y seguirá teniendo) nuestro país. Tomando este punto de partida, en esta oportunidad me gustaría sumergirme en la historia de los inmigrantes rusos de Lomas de Zamora.
Las más grandes corrientes inmigratorias, se sabe, ocurrieron a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En ese contexto histórico los flujos de europeos más importantes provenían de Italia y España. Sin embargo, otros contingentes de ciudadanos que escapaban de las grandes guerras y la hambruna en el Viejo Continente, estaban compuestos por británicos, alemanes y franceses, entre otros.
Los rusos, como parte de la colectividad de origen eslava, llegó a Lomas y se radicó en la zona de Llavallol y en Temperley Este. Estos últimos se agruparon alrededor de la Parroquia de la Santísima Virgen del Amparo, perteneciente a la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio.
Los rusos de Llavallol se reunieron principalmente en el Club Dnipro, ubicado en la calle Duhalde y que lleva ese nombre en honor al río Dnieper. Esta colectividad comenzó a llegar a fines de la década del 20 y estaba formada por ucranianos, bielorrusos y lituanos. La mayoría concurría a la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú, cuya central se encuentra en la calle Bulnes 1778, en la ciudad de Buenos Aires.
En Llavallol, los ucranianos, bielorrusos, yugoeslavos y polacos, que simpatizaban con la ex Unión Soviética, se instalaron en Estanislao del Campo y José Hernández, hasta que en 1940 por diferencias políticas respecto a la Segunda Guerra Mundial, se produjo la división de los mismos.
Un grupo importante de ellos compraron, en 1950, los terrenos de la calle Duhalde 256 y fundaron el Club Alexis Tolstoi, que funcionó hasta 1962, en que fue clausurado por el dictador Juan Carlos Onganía, por “supuestas actividades comunistas”. Sin embargo, sus socios se siguieron reuniendo en casas de familia hasta que se produjo la reapertura en 1969 con el nombre de Club Dnipro.
Los socios iban al club para mantener las tradiciones familiares y para aprender los idiomas ruso, ucraniano y las danzas folklóricas regionales. Se practicaban deportes como el fútbol, el vóley y el ajedrez, además de celebrar y festejar actividades sociales y culturales. Festejan el 9 de mayo, fecha de la finalización de la II Guerra Mundial y en abril, el natalicio de Taras Scevcenko, el gran poeta nacional que vivió en el siglo XIX. En fin, una colectividad pequeña pero con una rica historia en Lomas de Zamora. ¡Hasta la semana que viene, amigos!
Artículo publicado en el diario La Unión de Lomas de Zamora.-