¡Hola amigos! Hoy quiero contarles acerca de un buen gesto. De esos que emocionan, y que demuestran que aún tenemos posibilidades de ser mejores como seres humanos.
Hace unos días, a Bochi se le cayó el celular en pleno centro de Lomas de Zamora. Casi lo damos por perdido, claro, pero mi hijo Fran logró rastrear la ubicación gracias a una aplicación y fuimos a buscarlo.
Cuando estábamos llegando al lugar le pedimos ayuda a un policía, que nos acompañó hasta la casa donde estaba el aparato. El resto de la historia está en mi cuenta de Instagram.
Resulta que alguien lo recogió del piso, una señora lo guardó en su casa y nos recibió con una sonrisa para devolverlo. Una familia verdaderamente generosa.
En tiempos de tanto egoísmo y falsedad, la honestidad es un valor que nos tiene que enorgullecer. Tantos años en el periodismo han provocado que muchas cosas dejen de sorprenderme. Pero aunque parezca mentira, este tipo de historias me siguen movilizando. Son las que demuestran que todavía hay muchísimos argentinos que son solidarios, honestos y buenas personas.
Aunque parezca paradójico, soy un firme creyente de que los gestos de este tipo ayudan al que ayuda, por todo lo que permiten experimentar y sentir. ¿Y si nos animamos a ser más generosos?
Te lo dice un amigo.
