“Siempre juntos”. Ese es el lema de nuestra familia. Siempre, aunque a veces estemos lejos y cada uno avance con su vida.
Hace unos meses les conté sobre la mudanza de Mica y sobre cuánto me costaba soltar. Sepan entenderme: fueron más de 28 años viviendo bajo el mismo techo y su ausencia, sin dudas, se siente.
Hoy en esta nueva etapa de papá estoy obligado a otra cosa. A pasar a verla cuando puedo, aunque sea en visita de médico. Un ratito. No importa.
La extraño, claro. Pero si ella es feliz, yo también.
El otro día compartí un video en Instagram con una visita sorpresa al gimnasio. Siempre hay un buen motivo para darle un abrazo. Sólo se trata de recuperar el tiempo que no pude disfrutar con ella cuando era chiquita.
A Mica, como a Elvis, le deseo lo mismo de siempre: que sea feliz. Eso es lo más importante. Y que nunca, pero nunca, pierda la sonrisa.
Esta, la del “nido vacío”, es una más de las etapas que hay que transitar en el camino de la vida. Hoy mi mantra es disfrutar. ¿Y el tuyo?
Te lo dice un amigo.
