En una relación de pareja, el amor es muy importante, pero no es suficiente para que funcione. Se necesitan de otros pilares fundamentales para atravesar las crisis, y sostener un vínculo a lo largo del tiempo. Amarse mucho no alcanza para sortear los problemas ni los desafíos que surgen en la vida. Sentir amor por otra persona no disuelve las fallas en la comunicación o la desconfianza.
En el inicio de una relación, en la etapa de enamoramiento podemos sentirnos invencibles e incluso creer que nos llevamos el mundo por delante, pero luego cuando ese vínculo pasa a la siguiente etapa, comienzan los roces, desacuerdos y problemas que son necesarios resolver teniendo en cuenta algunas cuestiones fundamentales.
El amor es mucho más que corresponderse el uno con el otro, es ponerse en su lugar siendo empáticos, es respetarse, es conectar con las necesidades del otro, es hablar de lo que nos incomoda para poder llegar a acuerdos, es confiar más allá de las tentaciones, es tener proyectos en común, y compartir tiempo de calidad, entre otras cosas.
En una relación, la llave del éxito, es la confianza, y con esto me refiero principalmente a confiar en uno mismo para no depositar mis propias carencias en el otro, y tener en claro cuales son mis necesidades.
Otro pilar fundamental, del que mucho se habla hoy en día, es la comunicación. Sin una buena comunicación no podemos ponernos de acuerdo, generando malos entendidos y desconfianza. Los problemas más pequeños serán muros y las diferencias como brechas que se abren para generar más distancia.
Ser pareja también es dedicarle tiempo al otro, por supuesto sin dejar nuestros espacios personales. Disfrutar de hacer planes juntos, de compartir una conversación, de proyectar y tener metas en común.
El amor no es solo un sentimiento. Para que esta dimensión tenga sentido debe complementarse con el esfuerzo de un trabajo diario en equipo. Aquello que se quiere debe cuidarse y esto se demuestra todos los días. El interés por el otro, por lo que hace, le gusta, sueña o desea es un ejemplo de ello.
El amor es el combustible que mantiene encendida la conexión con nuestra pareja. Sin embargo, esa emoción debe corresponderse con acciones, compromisos, y madurez emocional. Todo el mundo merece amar y ser amado del mismo modo, pero no todos son capaces de sostener un vínculo sano y duradero.