En el camino de la vida no suele haber muchos atajos. Nadie te regala nada y aparecen cientos de piedras en el camino.
Una vez leí un proverbio chino que decía algo así: “Cuando soplan vientos de cambio, algunos construyen muros, otros molinos“. Me encantó. Hay que saber aprovechar la dirección del viento. Volar alto. Hasta la cima, tratando de no caer en el intento. Y si caés (todos lo hacemos); te levantás, lo más rápido que puedas. Siempre el esfuerzo tiene su recompensa.
Claro que podemos fallar en algún tramo de nuestro intento, pero si nos equivocamos es porque hacemos. A lo mejor, el único error que cometemos en la vida es lo que no hacemos. Si hacemos y nos equivocamos servirá para que, si se presenta una nueva oportunidad, una revancha, hagamos las cosas bien.
Siempre hay una oportunidad para encaminarnos hacia nuestro sueño. Y si la oportunidad no aparece sola, hay que salir a buscarla. Todos los días, cuando se vislumbra el amanecer, asoma una nueva oportunidad. Si no nos esforzamos al máximo, ¿cómo sabremos cuál es nuestro límite? Acordate: cuando soplen vientos de cambio, construí tu propio molino.
Te lo dice un amigo.