Epley, en su libro «Mindwise», sostiene que esta práctica enriquece nuestra inteligencia. Hablar con los perros como si fueran humanos ejercita nuestras habilidades cognitivas y emocionales, haciéndonos más inteligentes y empáticos.
Los perros ofrecen una presencia reconfortante y sin juicios, lo que facilita un espacio seguro para la expresión emocional.
Los beneficios de esta interacción no se limitan a los humanos. Los perros también se benefician significativamente cuando sus dueños se comunican con ellos.
Hablar con los perros puede ayudar a aliviar su estrés y ansiedad, además de prevenir problemas de comportamiento.
A lo largo de su evolución, los perros han desarrollado la capacidad de procesar el habla humana y reconocer ciertas palabras y gestos. Aunque su comprensión no es completa, son capaces de captar aspectos de nuestras comunicaciones y sentirse más conectados con nosotros.
La comunicación verbal con los perros fortalece el vínculo emocional entre el humano y la mascota. Las personas que hablan regularmente con sus perros tienden a desarrollar una relación más profunda y significativa con ellos.
Este vínculo recíproco no solo mejora la calidad de vida del perro, sino que también enriquece la experiencia emocional del dueño.