¡Feliz Año Nuevo, vecinos queridos! Antes de meternos en nuestra historia del día, quiero agradecerles por acompañarme todos los domingos en La Unión y desearles lo mejor para el 2024 que empieza. Ustedes saben lo mucho que disfruto buscar cosas interesantes para contarles sobre nuestra ciudad semana a semana y espero poder seguir haciéndolo por muchos años más.
Aunque sean meses difíciles económicamente (cuándo no), imagino que muchos de ustedes ya estarán armando las valijas para irse a disfrutar de unas esperadas y merecidas vacaciones. Somos (me incluyo) verdaderos afortunados. Otros, quizás por obligaciones de trabajo o por tener una billetera más ajustada, deberán pasar enero en Lomas de Zamora. Suena aburrido, es cierto, pero en nuestro partido tenemos varios puntos para disfrutar al aire libre y que el verano no se haga tan pesado.
Así como en otra oportunidad hemos hablado de Finky, hoy le toca al espacio verde por excelencia de nuestro distrito: el Parque Municipal Eva Perón o más conocido como Lomas de Zamora. Se trata de un lugar ideal para hacer deporte, entretenerse o simplemente descansar. Como me gusta decir, es un verdadero “cable a tierra”. Me refiero a esos lugares o actividades que ayudan a desconectarse del ritmo frenético de la vida actual, a bajar un cambio, volver a las fuentes y distraerse, siempre pasándola bien.
El Parque Eva Perón (así se llama hoy en día) fue pensado y creado a mediados de los 60, durante la presidencia del radical Arturo Illia. El mismo fue concebido con la idea de que siempre fuera de acceso libre y gratuito, con manejo y administración de las autoridades del municipio. Desde el comienzo abarcó un triángulo enorme delimitado por las calles Molina Arrotea, Juan XXIII, Francisco Siritto, Caseros, Frías e Isla Soledad. Cortando el predio serpentea el arroyo del Rey, un afluente de la cuenca Matanza-Riachuelo que con los años, el desarrollo industrial y la desidia se convirtió en un dolor de cabeza para los vecinos. Afortunadamente, en los últimos tiempos hubo muchos avances con este tema, pero esa es cuestión para otra columna.
Más allá de la importancia que el parque tiene para todos los vecinos, yo le tengo un cariño particularmente especial: recuerdo que a mediados de los 70 siempre íbamos con mis amigos del ENAM a jugar al fútbol. Difícil borrar de la memoria los momentos en que la pelota se nos caía al agua. ¿Quién era el valiente que iba al rescate?
También estaban (y siguen estando, claro) la pista de atletismo y el gimnasio. Hoy, con mejores instalaciones y comodidades para practicar diversas disciplinas en el Polideportivo, nuestro parque se convirtió en una referencia de la zona para los que quieren ejercitarse, descansar o simplemente escapar un rato de los problemas cotidianos. En enero, época de vacaciones por excelencia en estas latitudes, todos quieren escapar del calor del barrio. A aprovechar lo que tenemos.