Hace unas horas se cumplieron 30 años de uno de los días más importantes de mi vida. Hace exactamente tres décadas, con Bochi nos casábamos y sellábamos nuestro amor para siempre.
Éramos muy jóvenes, pero teníamos las cosas claras y varios sueños: formar una familia, disfrutar cada momento y crecer juntos. Pasamos muchas cosas. Buenas y malas, como todas las parejas. Pero la premisa fue siempre la misma, estar siempre juntos y enfrentar los desafíos de a dos.
Ayer, mientras buscaba fotos para compartir en Instagram, volví a recorrer cada instante vivido junto a Bochi: las charlas diarias, las risas, los llantos, los abrazos…
Elegirnos cada día, de eso se trata. De conocernos y entendernos. De ver crecer a nuestros hijos. ¿Nuestro lema? Siempre juntos…
Hoy seguimos en el mismo barrio que nos vio nacer, con nuestros amigos de siempre. No hay éxito que pueda hacer cambiar nuestra forma de ver la vida.
A veces me preguntan cómo hago yo para despertarme con una sonrisa cada día, tan temprano… Y mi respuesta es porque la veo a ella. Silvia es mi motor, mi equilibrio necesario. Ella me enseñó a nunca bajar los brazos y a ser feliz con lo que tenemos, no con lo que queremos tener. Bochi es mi compañera: la mujer más importante de mi vida.
Te lo dice un amigo.
