Una investigación elaborada por la consultora Adeco analizó a este conjunto de personas y aseguró que le dan prioridad a su salud mental, la flexibilidad horaria y el equilibrio entre la vida privada y las obligaciones que les brinda su trabajo.
Estos parámetros los diferencia ampliamente de los baby boomers y la Generación X, quienes crecieron con la idea de que para lograr estabilidad económica se necesita permanecer en un mismo trabajo con metas y objetivos bien definidos.
En primer lugar, los jóvenes valoran tener un trabajo que les permita contar con tiempo para disfrutar de sus relaciones personales. Cabe mencionar que la pandemia y el auge del home office tuvieron mucho que ver con esta postura.
De acuerdo a los datos que arrojó el estudio, el 65% de los encuestados rechazó empleos que presencialidad obligatoria. En este sentido, esta generación afirma que la productividad y el rendimiento se fortalecen al estar en sus casas.

Por su parte, las organizaciones sintieron profundamente el impacto de este grupo etario en relación a las condiciones laborales. Así, las empresas que supieron adaptarse a estas nuevas necesidades lograron atraer a más empleados jóvenes.
Otro de los rasgos a tener en cuenta es que la Generación Z se formó en los colegios y las universidades con el auge de la inteligencia artificial. Por este motivo, las compañías deben amoldar sus procesos para que la digitalización no sea un obstáculo.