Hola de nuevo, queridos amigos. Hoy me siento a escribirles unas palabras con el mate en la mano, los pies descalzos sobre el pasto y una certeza dando vueltas en mi cabeza: nada es para siempre. Ni siquiera los problemas que más te preocupan.
Hay que caminar por la vida con actitud positiva. Se los digo siempre. Desde chico sabía que para avanzar debía dibujar un punto lejos en el horizonte, bien alto, aunque me resultara inalcanzable. Un punto hacia donde dirigirme: un sueño. Intuía que era posible acercarme a él, pero tenía que ser perseverante en mi actitud. Era la única forma de llegar a ser periodista y poder vivir de la comunicación.
Los riesgos estaban. Me caí, varias veces. Pero estuve obligado a levantarme, una y otra vez. Lo más importante es el camino.
Disfrutá cada paso que des en la vida. Nuestro momento es único e irrepetible. Es ahora. No después; porque después es tarde. Hacé. Amá. Arriesgá, sin miedo. Equivocate. Intentalo otra vez. Amá de nuevo. Volvé a equivocarte. Pero nunca abandones tus sueños, porque son los que nos mantienen vivos.
Viví con actitud para enfrentar desafíos, para perdonar, para seguir, para entender, para saber que no todo está perdido, para descansar cuando el cuerpo lo pide, para abrazar… para llorar.
Me despido con una frase del gran Nelson Mandela que resume muy bien la idea que quiero transmitir: “Cada decisión que tomes debe reflejar tu esperanza, no tus miedos”.
Te lo dice un amigo.
